Para quien no haya viajado fuera de Europa quizá resulte incomprensible, pero en Asia no es sólo posible comer por un Euro sino que es lo más habitual. No estoy hablando de hacerlo en restaurantes con estrellas Michelín y un servicio de lujo pero tampoco de comer insectos, salvo que eso sea exactamente lo que lo que uno quiera hacer.
Puesto de brochetas
Si en España el pan acompaña escrupulosamente a todas las comidas, la dieta básica de los países desde India hasta Vietnam, se apoya invariablemente en dos opciones principales: arroz o noodles (fideos). De combinarlos en sus distintas variedades con opciones de carne, pescado o vegetales, surgen menús enteros que no tienen desperdicio para los amantes de la comida asiática.
La mejor forma de degustar la comida, y en esto Tailandia donde ahora me encuentro no es una excepción, es comer como lo hacen los locales. En Asia se vive, se trabaja, se charla, se come, desde muy temprano hasta la noche, en la calle.
El hecho de que los puestos callejeros y pequeñas tiendas tengan que estar siempre atendidos por alguien para no perder ni un sólo cliente, obliga a tener cerca un sitio para comer barato.
Sopa de fideos con pollo y mucho picante
Con las dimensiones de un carrito de helados nos encontramos con cocinas sobre ruedas, empujadas unas veces por el cocinero y otras enganchadas, a modo de sidecar, a un ciclomotor para los desplazamientos. Y cualquier lugar es un comedor, sea un callejón, la entrada a un parque, bajo el paso elevado de un tren o junto a una carretera bulliciosa.
Unos taburetes de plástico y unas mesas plegables convierten en restaurante cualquier rincón donde se instala el negocio. Como el concepto de sobremesa alargada es radicalmente distinto al español, los comensales se sientan, comen y se levantan para volver a sus quehaceres, dejando rápidamente sitio libre para el siguiente cliente.
Puesto de comida
Cuando llegue nuestro turno, lo que nos vamos a encontrar en el menú – es decir, señalando con el dedo – es principalmente fideos en forma de sopa con vegetales, cerdo o pollo, o fritos con las mismas opciones de vegetales y carne. O, en ambos casos, con tofu para los vegetarianos.
El arroz, desde el humilde blanco y hervido hasta el que se hace con curry, el de grano basmati, alargado, rojo o negro hasta el sticky rice (arroz glutinoso), suele servirse con huevos fritos o revueltos y carne y vegetales. Ya sean fideos o arroz lo que estemos comiendo, en la mesa no faltará una combinación de tacitas y envases para añadir sabor al plato, incluyendo azúcar. Una salsa de soja de marca Maggi es mi preferida para echar al arroz blanco y sólo para personas que carezcan de sentido del olfato es apta la nam pla, salsa de pescado.
Gambas sobre pasta de picante y arroz
Guindillas en polvo o troceadas dando sabor – ardiente – al vinagre en que maceran, garantizan que los paladares que aprecian el picante quedarán perfectamente satisfechos.
¿Cuanto cuesta comer en Tailandia? Desde que hace casi dos meses crucé la frontera desde Laos, por cada euro que he cambiado he recibido entre 39 y 45 bahts, según oscilaban los mercados de divisas.
Con esa referencia en mente, he comido sopas de fideo por 30 baht, tortilla francesa con arroz por 25, arroz frito con gambas (40 baht), calamar frito con pasta de picante y arroz (40 baht), sopa de fideos con pollo (30 baht) o 4 brochetas, a 10 baht cada una, de pollo y cerdo.
Pollo frito en puesto callejero
Todo lo anterior fue en puestos callejeros o en pequeños establecimientos de comida regentados por una familia, pero la humildad no está reñida con la calidad. Si uno opta por tomar los mismos platos en restaurantes con menús completos en inglés y más orientados al farang, al extranjero, los precios empiezan a doblarse.
Aunque no todo el mundo sea un apasionado de ese tipo de comida, un viaje por Asia no está completo si no te sientas en un taburete de plástico, compartes una mesa de tamaño infantil con un tailandés y comes por un euro.
Fuente: viajablog.com
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